En agosto del año pasado Ana Flores, madre de dos niños, doctora arquitecta y una apasionada del jazz; sufrió un ictus a sus 41 años. Esto le dejó como secuela una parálisis motora en el lado izquierda de su cuerpo, desarrollando problemas de sensibilidad al dolor. Sin embargo, el daño colateral que realmente encontraba molesto estaba localizado en sus habilidades del habla.

En los primeros meses post-ictus visitó a varios expertos para encontrar un diagnóstico sobre su caso. En cada visita recibía una valoración diferente como afasia, disartria asociada a la afasia, etc. Hasta que realizó su primera visita al CentroEuropeo de Neurociencias(CEN), donde después de una valoración inicial descubrieron que sufría apraxia del habla.

La apraxia del habla es una condición que afecta la capacidad de una persona para organizar y ejecutar los movimientos necesarios para producir el habla. Esto ocurre debido a una interrupción en las señales que se envían desde el cerebro a los músculos responsables del habla.

Durante este proceso, trabajó con su logopeda, neuropsicóloga y neurólogo del centro para desarrollar ejercicios personalizados y técnicas más avanzadas para conseguir mejorar sus habilidades de comunicación. A principios de este año inició con una terapia intensiva en CEN que consisten en sesiones diarias de dos horas complementadas con media hora de neuromodulación.

Junto con la terapia logopédica convencional, se integró una terapia de realidad virtual. Esta herramienta le proporcionaba a Ana un entorno controlado y repetible que le permitía practicar sus destrezas comunicativas en diferentes situaciones y recibir una respuesta inmediata. Por otro lado, realizaba con su logopeda sesiones de karaoke, de esta manera podía disfrutar de la terapia practicando una actividad la cual era su “hobby” en su vida pre-ictus, ya que anteriormente era integrante en un grupo de jazz. Paralelamente, también se llevaban a cabo ejercicios prácticos en el entorno real, desafiándola a superar “retos” como solicitar direcciones en público o pedir información a diferentes personas en la calle. A través de estas experiencias Ana podía aplicar a su vida diaria las competencias desarrolladas en CEN.

Enel programa de rehabilitación, también incorporaron métodos de neuromodulación, incluyendo la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) y la estimulación magnética transcutánea. A su vez, realizaba terapia conjunta con el neurólogo y la logopeda, con el objetivo de estimular su cerebro y mejorar su capacidad del habla. Por otro lado, también hacían uso del análisis acústico del habla, donde evaluaban y medían objetivamente las características acústicas del habla a través de espectrogramas.

Algunos días, Ana dedica 3 horas y media al día a la rehabilitación con distintos logopedas en diferentes centros, ya que su mayor reto por superar es su lentitud al hablar. Donde más ha podido notar una mejora trascendental en este aspecto fue cuando empezó con la rehabilitación intensiva. Ahora, Ana se siente con una mayor capacidad para articular palabras y frases con mayor claridad y de manera más rápida.

“Para las personas que experimentan apraxia del habla, la comunicación puede ser extremadamente desafiante. Sin embargo, estamos muy contentos de que Ana haya podido recuperar y mejorar su capacidad del habla en tan poco tiempo” comparte José López Sánchez, Cofundador y Director Técnico del Centro Europeo de Neurociencias.