Notas de prensa
- Oftalmología
- General
El IMO obtiene, de forma pionera, la clasificación más alta en quirófanos de oftalmología
El área quirúrgica del Instituto logra la ISO 6, que equipara la exigencia en bioseguridad de los quirófanos de oftalmología a los de cardiología
Entre las medidas básicas de higiene y prevención del área quirúrgica, se encuentra el uso de vestimenta específica (“pijama” de dos piezas -pantalón y casaca-, gorro, mascarilla y zapatos exclusivos para el quirófano y polainas); el lavado quirúrgico para desinfectar manos y antebrazos antes de entrar en la sala de operaciones y, una vez finalizado el lavado, ya dentro del quirófano, la colocación de bata y guantes estériles para dar comienzo a la cirugía. Además, es importante tener en cuenta que el número de personas que permanecen en quirófano durante la intervención debe ser restringido (solo las estrictamente necesarias) y que el instrumental utilizado debe haberse sometido a un proceso previo de limpieza, desinfección y esterilización, mientras que los materiales desechables de uso exclusivo para cada ojo han de sustituirse por otros nuevos tras cada intervención.
“El cuidado de los detalles es tan extremo, que se llega a considerar la amplitud del área de trabajo para impedir rozamientos del equipo quirúrgico con superficies mobiliario e incluso entre los propios miembros del equipo-, garantizando así la máxima asepsia durante toda la intervención”, explica Marisa Jaén.
Instalaciones y sistemas técnicos
Además, para ser una sala de ambiente controlado (aquella que precisa de una calidad óptima de aire, definida por su concentración de partículas), es necesario contar con unas instalaciones y tecnología específicamente diseñadas para ello, como un sistema de filtración con tres etapas (partículas grandes, partículas intermedias y partículas pequeñas). Según Jaén, “la instalación apropiada de los filtros HEPA (High Efficiency Particle Arrestinges), que impide el paso de partículas de tamaño superior a 0,001…5 μm, como bacterias y hongos, es uno de los aspectos primordiales a tener en cuenta en la validación y cualificación de las salas de ambiente controlado en centros sanitarios”. Pero hay otros parámetros igualmente clave en lo que se refiere a bioseguridad y que determinan la clasificación de estas salas, como la temperatura (que debe mantenerse entre los 20-24ºC) y la humedad relativa (que tiene que ser del 45-55%), el control de la microbiología ambiental para detectar y controlar la presencia de microorganismos, y el control del ruido, que no debe superar los 40 dB para respetar el confort dentro del área quirúrgica. Asimismo, para garantizar la bioseguridad, es imprescindible una diferencia de presión superior a 5 Pa entre el área “limpia” o aséptica (área quirúrgica) y la “sucia” o séptica (exterior área quirúrgica) y verificar el sentido del aire a fin de comprobar que se produce un flujo de las zonas “limpias” hacia las zonas “sucias”. También hay que tener en cuenta que el sistema de ventilación esté diseñado para garantizar un número mínimo de 20 renovaciones por hora y un caudal de 1.200 m3/h, lo que permite renovar el aire interior mediante la aportación de aire exterior, contribuyendo así a una mejor calidad ambiental. Por último, es importante velar por la “recuperación de la sala” con un tratamiento del aire eficaz y con el respeto de un tiempo determinado entre cirugía y cirugía.