Notas de prensa

  • 5 de marzo de 2009
  • 93

Casi la mitad de las mujeres con artritis reumatoide se ven obligadas a dejar de trabajar a causa de las secuelas de la enfermedad

La Artritis Reumatoide (AR) es la causa más frecuente de incapacidad potencialmente tratable en el mundo occidental y afecta, en mayor medida, a la población femenina.

Las barreras con las que se encuentra una persona con AR en su puesto de trabajo no son sólo físicas. Existen otro tipo de barreras que vienen dadas por el desconocimiento de la enfermedad, tanto por el paciente como por la sociedad en general.

Los nuevos fármacos biológicos han supuesto un incremento en la calidad de vida de los pacientes con AR, dado que los signos y síntomas mejoran significativamente. La mejora psicológica es también importante, ya que pueden realizar más actividades sin esfuerzo ni dolor, lo que hace que se enfrenten a la enfermedad de forma más positiva.

El diagnóstico precoz y el acceso temprano a este tipo de fármacos hace que la evolución de la enfermedad se ralentice y en algunos casos, incluso puede llegar a remitir

Un movimiento tan sencillo como hacer un click con el ratón del ordenador puede convertirse en una tarea difícil y dolorosa para las personas que sufren Artritis Reumatoide (AR), una enfermedad reumática crónica y degenerativa que afecta a 200.000 personas en nuestro país y en mayor medida a la población femenina.
De hecho, por cada tres mujeres que sufren AR solo es diagnosticado un hombre. Además,
debido a que el sexo femenino tiene una esperanza de vida superior al masculino, se padece la
enfermedad durante un mayor periodo de tiempo, a pesar de estas personas viven una media
de 10 años menos a causa de la dolencia.
Debido a la discapacidad progresiva que provoca la AR, entre el 25 y el 50 por ciento de las
mujeres que la padecen se ven obligadas a dejar sus puestos de trabajo a los 10 años desde el
inicio de la enfermedad. Por otro lado, se piensa que la AR es la causa más frecuente de
incapacidad potencial tratable en el mundo occidental.
Según el doctor Manuel Romero Jurado, de la sección de Reumatología del Complejo
Hospitalario de Jaén, ?la pérdida de la capacidad laboral por las secuelas de la AR tiene gran
trascendencia social y económica, ya que se trata de una dolencia que se presenta en plena
edad productiva y que debido a la inflamación de las articulaciones y el dolor que provoca, hace que ciertas actividades no se puedan realizar con total normalidad?.
Aunque no se conoce la causa exacta de esta enfermedad, el sexo femenino tiene una mayor
predisposición a padecerla, por lo que existen varias teorías que indican que los factores
hormonales influyen en su desarrollo.


Dificultades en las labores del hogar


Las articulaciones de las manos son las que se ven más afectadas y de forma más precoz por el
desarrollo de la AR. Por este motivo, actividades de la vida cotidiana se ven limitadas de tal
forma que subir una cremallera, o abrir un bote, actos que para una persona sana resultan
sencillos y rápidos, pueden convertirse en una verdadera odisea para estos pacientes.
En este sentido, las labores del hogar constituyen otro obstáculo importante en la vida cotidiana
de las personas con AR y sobre todo para las amas de casa. ?Pelar patatas, tender la ropa, coger peso y cuidar de los hijos se convierten en labores que ofrecen serias dificultades?, explica Laly Alcaide, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis).
?Las amas de casa sufren especialmente esta enfermedad?, continúa explicando Laly Alcaide.?Al limitarse su trabajo al entorno doméstico, se relacionan menos con otras personas y este aislamiento implica que dedique más tiempo a pensar en su enfermedad, lo que supone un
padecimiento psicológico importante. Además, en muchas ocasiones no cuentan con los
recursos económicos suficientes que permitan aliviar este trabajo doméstico?.


Barreras físicas y barreras psicológicas


Las barreras con las que se encuentra un paciente con AR no se limitan sólo a las tareas
cotidianas que deben dejar de hacer y a su cambio de hábitos. ?Existe una barrera psicológica
muy grande que los propios enfermos nos creamos. Ante un primer trabajo, surgen dudas sobre si debemos decir u ocultar que padecemos esta dolencia. También tenemos la incertidumbre sobre si podremos llevar a cabo las tareas con normalidad o simplemente si seremos seleccionados sabiendo que en algún momento de nuestra vida tendremos alguna limitación?, explica Laly Alcaide.
Pero sin duda, la gran barrera con la que se encuentran las personas que padecen AR es el
desconocimiento que la sociedad tiene sobre esta enfermedad. Este hecho, unido a que si el
paciente no se encuentra en un estadio muy avanzado de la enfermedad, el deterioro físico no
es evidente a simple vista, hace que exista una gran incomprensión hacia estas personas, sobre
todo en el entorno laboral.
?Por un lado, nuestros compañeros de trabajo no entienden nuestro tipo de dolor, nuestro
cansancio en ciertas ocasiones y nuestra imposibilidad para realizar ciertas tareas?, apunta Laly
Alcaide. ?Por otro lado, tampoco solemos contar con facilidades y flexibilidad en nuestros
puestos de trabajo que permitan que podamos llevar una jornada laboral lo más productiva
posible?.
El hecho de vivir en una gran ciudad se convierte también en un problema a la hora de desplazarse hasta el lugar de trabajo puesto que el transporte público no está adaptado para las
limitaciones que puedan tener las personas con AR.
La dificultad de agarrarse a las barras de sujeción de metro y autobuses, la imposibilidad de
subir los brazos y la problemática que conlleva bajar y subir unas escaleras hacen que los
traslados desde el hogar hasta el puesto de trabajo también impliquen un gran esfuerzo.
?Además, el hecho de que las secuelas de la enfermedad no se contemplen a simple vista hace
que el resto de personas no nos cedan un asiento fácilmente?, explica Laly Alcaide.


Tratamientos que incrementan la calidad de vida

 
Los nuevos fármacos biológicos han sido un paso importante en el incremento de la calidad de
vida de los pacientes con AR. Según el doctor Romero Jurado, ?son terapias eficaces y seguras
tanto en el tratamiento de los síntomas como en la modificación de la enfermedad. De hecho,
existen muchos estudios que abogan por introducir este tipo de tratamientos desde el
principio?.
Para Laly Alcaide, ?los pacientes tratados con fármacos biológicos experimentan un gran
cambio físico, ya que se reduce el dolor y la inflamación, por lo que se gana en calidad de vida.
Pero la mejora psicológica es también enorme, puesto que el hecho de ver controlada la
enfermedad y que se puedan realizar un mayor número de actividades sin esfuerzo y dolor, hace que nos enfrentemos a ella de una forma más positiva?.
Por este motivo, un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano con este tipo de fármacos
hacen que la enfermedad se ralentice, llegando incluso a la remisión, y que las pacientes
puedan llevar a cabo su trabajo de forma casi totalmente normalizada. El hecho de que remita la enfermedad no significa que ésta desaparezca, sino que con el tratamiento adecuado, sus
signos y síntomas se minimizan hasta incluso ser imperceptibles.
Tal y como comenta el doctor Romero Jurado, ?la buena formación que están recibiendo los
médicos de Atención Primaria está haciendo que la AR se diagnostique de forma más temprana, puesto que los pacientes son derivados cada vez antes a los Servicios de Reumatología?.


Acerca de la AR


La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune, crónica y degenerativa que se
caracteriza por la inflamación de la membrana que rodea las articulaciones. Esta inflamación
produce dolor, rigidez e hinchazón, lo que puede derivar en la destrucción irreversible de las
articulaciones.
Esta dolencia es altamente discapacitante y afecta a adultos jóvenes con edades comprendidas
entre los 35 y los 55 años.
En nuestro país hay 200.000 personas que padecen esta enfermedad, y su incidencia es del 0,5
por ciento. El coste medio anual por paciente en España asciende a 15.000 euros. Si nos
referimos a los países europeos de nuestro entorno, el número de casos asciende a los tres
millones y su coste medio por cada uno de ellos a 17.000 euros.


Acerca de ConArtritis


La Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis) es una asociación sin ánimo de lucro que
engloba a 15 asociaciones de pacientes con AR en toda España. Forma parte del Foro Español de Pacientes.
Desde su constitución en 2004, ConArtritis centra sus labores en ofrecer tanto información
como apoyo a las personas que padecen esta enfermedad, así como de difundir, tanto sus
ideas, como necesidades y opiniones.

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