La osteoporosis es una enfermedad grave que afecta al menos a 200 millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad aumenta el riesgo de fracturas, que a su vez representan una fuente significativa de morbilidad y mortalidad. El objetivo del tratamiento es la prevención de estas fracturas mejorando la salud de los huesos. A pesar de la disponibilidad de opciones efectivas de tratamiento, todavía existen oportunidades para optimizar la terapia de la osteoporosis.

La osteoporosis está a menudo infradiagnosticada e infratratada. Se ha descrito una baja incidencia de tratamiento de la osteoporosis tras la fractura: sólo el 20% de las mujeres mayores de 67 años que presentan una fractura por fragilidad es explorada y tratada para la osteoporosis. Un factor que contribuye a esta baja tasa de diagnóstico y tratamiento puede ser la dificultad de los médicos a la hora de reconocer los factores de riesgo de la osteoporosis o entender la importancia de tratar esta enfermedad.

El tratamiento en las personas diagnosticadas con osteoporosis es muy importante. Tanto, que la baja adherencia a la medicación se asocia con unos peores resultados en el paciente, a lo que también se asocia un incremento del riesgo de fractura. Para que una persona con osteoporosis logre una protección eficaz, se necesitan índices de adherencia del 75%. Así, para que el paciente siga con el tratamiento a largo plazo es muy importante su satisfacción con el tratamiento.

La inhibición del RANK-L, clave para aumentar la resistencia y la densidad del hueso

Teniendo en cuenta las características de las enfermedades con más incidencia que cursan con pérdidas óseas como el cáncer, la erosión ósea de la artritis reumatoide o la osteoporosis, AMGEN ha desarrollado Denosumab, un compuesto muy específico que actúa inhibiendo la acción del RANK-L y equilibrando y reduciendo la destrucción ósea. El ligando de RANK o RANK-L es un mediador esencial en la formación, función y supervivencia de los osteoclastos, que son células que degradan y reabsorben el hueso. En la osteoporosis posmenopáusica, el descenso de estrógenos conduce a incrementos en RANK-L. Como la producción de osteoclastos es mayor, se produce una resorción ósea excesiva. A lo largo del tiempo, la densidad, la estructura y la resistencia de los huesos de los pacientes se ven comprometidos, aumentando el riesgo de fracturas. Para lograr una efectividad del 100% del tratamiento, bastaría con aplicar una inyección de Denosumab cada seis meses, esto es, dos inyecciones al año.

Para demostrar la eficacia de Denosumab, se han llevado a cabo numerosos estudios científicos en los que han colaborado casi 20.000 pacientes. Uno de los más importantes es el FREEDOM (Fracture Reduction Evaluation of Denosumab in Osteoporosis every 6 months), que ha adquirido una percepción muy positiva para los expertos. De entre las características que se han podido observar gracias al estudio, destacan la ausencia de efectos adversos y el fácil cumplimiento del tratamiento, ya que sólo se administra una vez cada seis meses. Denosumab consiguió en los tres años que ha durado el estudio que el riesgo de fractura vertebral en las más de 7.800 mujeres que han participado en el FREEDOM descendiese un 68% con respecto al placebo, el riesgo de fractura de cadera, un 40%, y el de fractura osteoporótica descendió un 36% con respecto al grupo tratado con placebo.