Notas de prensa
- Oncología
- General
El futuro de la inmunoterapia del cáncer: de potenciar la respuesta del sistema inmunitario contra los tumores a preverla y diseñarla
- Unos 200 especialistas nacionales e internacionales, sobre todo oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, hematólogos, inmunólogos, patólogos y biólogos moleculares, se dan cita en Sevilla para analizar juntos el presente y el futuro de esta disciplina.
- En apenas cinco años, desde la aprobación en España de un primer fármaco contra el melanoma avanzado, la inmunoterapia del cáncer ha evolucionado con gran rapidez y, a día de hoy, se aplica o se investiga su aplicación en un amplio abanico de tumores.
- Nuevas líneas de investigación estudian la relación entre la respuesta inmunológica contra el cáncer y los genes, las posibilidades de la ingeniería molecular y celular para diseñarla y la “ayuda” que pueden prestarle los microbios que habitan el organismo.
- El objetivo final de la inmunoterapia del cáncer es contribuir al tratamiento personalizado del mismo, basado en la diferente respuesta inmunológica que genera cada tumor en cada paciente.
- Los especialistas piden aunar esfuerzos con la administración y la industria farmacéutica para acelerar los mecanismos que garanticen la rápida evaluación y puesta a disposición de los pacientes de fármacos con eficacia y seguridad demostrada, así como crear “unidades integradas de inmunoterapia del cáncer” en los hospitales.
Sevilla, 10 de marzo de 2017.- En el marco del congreso FIT-CANCER 3, organizado por GÉTICA (Grupo Español de Terapias Inmuno-Biológicas en Cáncer), en torno a 200 investigadores de diferentes especialidades se dan cita del 9 al 11 de marzo en Sevilla para analizar el presente y el futuro de la inmunoterapia del cáncer, la disciplina que ha revolucionado el tratamiento de los tumores, utilizando contra ellos el propio sistema inmunitario de los pacientes.
GÉTICA, un crecimiento tan rápido como el de la disciplina que representa
Avalada por 16 entidades, entre fundaciones y asociaciones científico-médicas y de pacientes, esta tercera edición de FIT-CANCER es la primera que cuenta con la implicación directa de la estadounidense Society for Immunotherapy of Cancer (SITC) -la sociedad pionera y más puntera del mundo en inmunoterapia del cáncer-, que reconoce así su coincidencia de objetivos con GÉTICA y el importante papel que ésta desempeña en nuestro país.
GÉTICA fue creada a finales de 2014 por los doctores José Antonio López Martín, Luis de la Cruz y Delvys Rodríguez -oncólogos médicos, respectivamente, de los hospitales 12 de Octubre de Madrid, Virgen de la Macarena de Sevilla e Insular de Gran Canaria-, poco antes de la organización de su primer congreso, tras el que ha venido experimentando un crecimiento tan rápido como el de la disciplina que representa.
Apenas dos años antes, en 2012, se había aprobado en nuestro país un primer fármaco inmunoterápico contra el melanoma avanzado. Desde entonces, la inmunoterapia del cáncer ha pasado de aplicarse sólo en este tipo de tumor a aplicarse -o experimentarse vía ensayos clínicos- en una gran variedad de ellos, como los cánceres de pulmón, riñón, cabeza y cuello, estómago, vejiga, linfoma de Hodgkin, subgrupos específicos de cáncer de mama y colon e incluso tumores raros como el carcinoma de células de Merkel.
En España, a día de hoy, están aprobados y financiados por el Sistema Nacional de Salud los fármacos ipilimumab, nivolumab y pembrolizumab para el tratamiento de algunas de las patologías citadas, como el melanoma, el cáncer de pulmón el cáncer renal, aunque se esperan aprobaciones de nuevos fármacos o de nuevas indicaciones de los ya aprobados en los próximos meses.
Fármacos inmunomoduladores como estos son anticuerpos monoclonales. Se basan en el descubrimiento, en las últimas décadas, de los mecanismos moleculares que regulan, activándola o frenándola, la respuesta del sistema inmunitario ante elementos extraños al organismo (antígenos), como virus, bacterias o, en este caso, células cancerígenas. Las “armas” que el sistema inmunitario tiene para identificar y eliminar estos elementos son proteínas complejas (anticuerpos) y células especiales (linfocitos). En la respuesta inmunológica contra el cáncer, son especialmente importantes los linfocitos T.
Como las células cancerígenas proceden del propio organismo, el sistema inmunitario, que también está dotado de mecanismos de autorregulación para no excederse en su respuesta y ocasionar, por ejemplo, enfermedades autoinmunes, encuentra más dificultades para identificarlas como una amenaza. La inmunoterapia trata, por tanto, de desactivar tales mecanismos para que los linfocitos T ejerzan todo su potencial contra el tumor.
Un paso adelante con la nueva generación de inmunoterapias adoptivas y vacunas
Una de las líneas más recientes de investigación es la denominada “inmunoterapia adoptiva”, que, en lugar de conformarse con el potencial de los linfocitos T del paciente para identificar y destruir las células cancerígenas, apuesta por dar un paso más allá, extrayéndolos, rediseñándolos mediante técnicas de ingeniería celular y molecular y haciéndolos crecer en número.
Los linfocitos T modificados o linfocitos T-CAR (porque producen “receptores de antígenos quiméricos” o CAR por sus siglas en inglés), infundidos de nuevo en el paciente, son especialmente capaces de reconocer los antígenos concretos del tumor para el que han sido diseñados. Hasta la fecha, en diversos ensayos clínicos, han mostrado una altísima eficacia frente a la leucemia y linfomas agresivos en niños y adultos.
La inmunoterapia del cáncer avanza asimismo hacia la combinación de los fármacos inmunomoduladores con las “vacunas oncológicas”, aprovechando sus diferentes mecanismos de acción y la posibilidad de usarlos en fases sucesivas del tratamiento. Primero, las vacunas suministran antígenos al organismo de manera controlada para “poner en alerta” al sistema inmunitario y hacer que active una gran cantidad de linfocitos T. Estos, a continuación, pueden potenciar su efecto contra el tumor con la ayuda de los fármacos inmunomoduladores.
Apoyo creciente en la inmunogenómica y la inmunopatología
Por otro lado, se prevé que el desarrollo de la inmunoterapia del cáncer se enriquezca de forma creciente con las aportaciones de la inmunopatología y la inmunogenómica. La primera estudia las poblaciones celulares del sistema inmune en el entorno donde se desarrolla el tumor. La segunda, la relación entre los genes y la respuesta mayor, menor o nula de dicho sistema.
En lo que respecta a los tratamientos inmunoterápicos, inmunopatología e inmunogenómica pueden ayudar, pues, a predecir cuál será más eficaz en cada paciente, en función tanto de la programación genética de éste como de las alteraciones genéticas que conllevan los diferentes tipos de tumor.
Ocurre que los tumores acumulan alteraciones en la estructura de los genes. Estas alteraciones, a su vez, dan lugar a proteínas anormales. A mayor cantidad de estas proteínas, mayor posibilidad de que el sistema inmunitario las reconozca como elementos extraños y se active contra ellas. Por tanto, la inmunogenómica contribuye también a determinar qué tumores son más inmunogénicos, es decir, más susceptibles de generar una respuesta inmunológica contra ellos.
La modulación de los efectos del microbioma, en estudio
Finalmente, la inmunoterapia del cáncer está analizando el papel que puede desempeñar contra los tumores el microbioma, esto es, el conjunto de los microorganismos (o microbios) que habitan el cuerpo humano y que “dialogan” con él, de forma que éste les suministra los nutrientes que necesitan para vivir y, a cambio, algunos de tales microbios generan unas moléculas, los metabolitos, que, entre otros efectos, pueden potenciar las defensas del organismo.
Aunque en una fase aún muy experimental, se ha observado ya que los diferentes microbios producen distintos metabolitos y que estos son capaces de influir -en mayor o menor medida- en la toxicidad o la eficacia de los tratamientos inmunoterápicos contra el cáncer, por lo que se estudia la posibilidad de modularlos para convertirles en agentes “colaboradores” de dichos tratamientos.
Objetivo final: el tratamiento personalizado del cáncer
Con tratamientos e investigaciones como los descritos, el objetivo final de la inmunoterapia del cáncer es integrarse en un tratamiento multimodal personalizado del mismo, respondiendo a las características de la respuesta inmunológica que produzca cada tumor en cada paciente. Para ello, persigue identificar biomarcadores o factores predictivos de respuesta, es decir, cambios medibles del organismo, sobre todo en el tejido tumoral y la sangre, con los que tratar de anticipar, como decíamos, la eficacia del tratamiento que se administrará.
En consecuencia, el tratamiento inmunoterápico del cáncer tiene y tendrá que ser cada vez más integrador y multidisciplinar, dada la variedad de especialidades médicas necesariamente implicadas en su aplicación. A nivel asistencial, desde la aparición de las primeras inmunoterapias, los oncólogos médicos ya han venido trabajando integrándolas con terapias más clásicas como la quimioterapia y la radioterapia, sea suministrándolas una tras otra o de forma conjunta para potenciarlas mutuamente.
La respuesta inmunológica contra las células cancerígenas puede producir, además, efectos adversos sobre otras partes del organismo, como el colon, la piel, el sistema nervioso, las glándulas endocrinas, etc., que hasta hace poco no eran comunes en la práctica habitual de los oncólogos, pues son diferentes a los de la quimioterapia y radioterapia, lo que podría requerir su evaluación conjunta con profesionales de otras especialidades médicas.
El nivel de España en inmunoterapia del cáncer
Los inmunólogos españoles están reconocidos a nivel internacional por su gran producción científica, sobre todo en el contexto del trasplante de órganos, las inmunodeficiencias, la auto-inmunidad y aspectos generales del funcionamiento del sistema inmunitario. En los últimos años, la creciente colaboración de inmunólogos y oncólogos médicos está incrementando, por un lado, el nivel de productividad de las investigaciones de los primeros en el ámbito tumoral; por otro, su implicación en los estudios clínicos experimentales de inmunoterapias del cáncer, impulsados por los segundos.
Cabe destacar que los centros sanitarios españoles participan en fases cada vez más precoces de los ensayos promovidos por la industria farmacéutica, lo que conlleva la participación en el diseño de los mismos, no sólo en su ejecución. También está creciendo el número de centros capaces de participar en el desarrollo de terapias celulares inmunológicas.
Finalmente, el congreso de GÉTICA pone de manifiesto la necesidad de aunar esfuerzos entre la administración, la industria farmacéutica, la universidad y los especialistas sanitarios con dos objetivos. El primero, acelerar los mecanismos que garanticen la rápida evaluación y disponibilidad para los pacientes de los nuevos fármacos con eficacia y seguridad demostrada.
El segundo, incrementar la inversión público-privada para crear “unidades integradas de inmunoterapia del cáncer” en los hospitales, cuya labor iría más allá de la administración de fármacos inmunomoduladores, aplicando también técnicas de inmunogenómica e ingeniería celular y monitorizando la eficacia de la respuesta inmunológica en cada paciente.
***
GÉTICA (Grupo Español de Terapias Inmuno-Biológicas en Cáncer) es una asociación científica sin ánimo de lucro que tiene por objeto la investigación y el desarrollo de terapias inmunológicas y avanzadas en el cáncer, la formación de investigadores y de clínicos en estas áreas y la contribución a la difusión del conocimiento sobre estos tratamientos a la población en general, todo ello de manera multidisciplinar, integradora y facilitadora con otras sociedades científicas y otros grupo cooperativos que concentran su dedicación a patologías neoplásicas específicas.