Notas de prensa
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El impacto de la anemia inducida por quimioterapia
La anemia es un efecto secundario común en el tratamiento del cáncer con quimioterapia que puede causar en los pacientes astenia (cansancio) grave y está asociada con mayor riesgo relativo de mortalidad y mayor uso de recursos sanitarios.
En Europa Occidental se diagnostican anualmente 1,8 millones de nuevos pacientes de cáncer y una tercera parte recibe tratamiento quimioterápico, padeciendo anemia más de la mitad de los pacientes tratados. En España, la anemia está presente entre un 33% y un 75% de los pacientes oncológicos, dependiendo del tipo de cáncer y del régimen de quimioterapia.
La anemia se produce por la reducción del número de glóbulos rojos o de la cantidad de hemoglobina disponible en la sangre, lo que conlleva un menor aporte de oxígeno a los tejidos (hipoxia) y hace que los tumores sean más agresivos y resistentes al tratamiento de quimioterapia y radioterapia. La anemia puede cursar con complicaciones clínicas, afectando negativamente la respuesta del paciente al tratamiento y acortando su supervivencia.
Además, los pacientes con anemia utilizan más recursos sanitarios que los que no la tienen, estimándose en el doble de admisiones hospitalarias, un 33% más de servicios médicos y recetas y un 70% más de duración de la estancia hospitalaria.
En un estudio de 379 pacientes con cáncer, el 76% consideraron la astenia como el síntoma más significativo durante la quimioterapia. El 91% de los que experimentaron astenia informaron que les impedía llevar una vida normal mientras que el 88% indicaron que les causaba una alteración en su rutina diaria.
El objetivo de tratar la anemia inducida por quimioterapia es incrementar los niveles de hemoglobina para reducir la astenia y mejorar la calidad de vida. Su manejo actual se basa en la administración de agentes estimuladores de la eritropoyesis (AEE) evitando las principales desventajas de las transfusiones, que son:
-A menudo no consiguen que el paciente llegue a niveles normales de hemoglobina y además pueden causar fluctuaciones de éstos y sobrecarga de hierro.
-Tienen un efecto transitorio.
-No parecen mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer.
-Dependen de un recurso limitado como son las reservas de sangre.
-Su administración es más complicada que la de los AEE, lo que hace necesario el uso de más recursos sanitarios.
-Existe riesgo de transmisión de infecciones, así como de sufrir otras reacciones inmunológicas.
-Se asocian con efectos metabólicos y circulatorios. Muchas complicaciones son causadas por la interacción de los anticuerpos de donante y paciente.
-Existe la posibilidad de que haya reacciones hemolíticas por incompatibilidad entre donante y receptor.
-Hay riesgo de reacción tardía debido al desarrollo de anticuerpos contra las células transfundidas o las plaquetas.
-Puede haber inmunosupresión crónica.
-Hay mayor riesgo de recaída en pacientes transfundidos, quizá por una disminución de las defensas del organismo contra el tumor.