Notas de prensa
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La ayuda psicosocial, principal demanda de los pacientes con espondilitis anquilosante
- Alrededor de 4.000 personas en Extremadura padecen espondilitis anquilosante
- Este tipo de sesiones formativas ayudan a los pacientes a controlar su enfermedad y mejorar su calidad vida
- La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral.
Badajoz, 4 de abril de 2013. – “La psicología es uno de los pilares fundamentales para afrontar la espondilitis anquilosante”, así lo manifiesta Nuria Moreno Rodríguez, psicóloga de la Asociación Extremeña de Pacientes con Espondilitis, en el marco de la VI Jornada sobre espondilitis anquilosante que tendrá lugar en Villanueva de la Serena (Badajoz) el próximo 5 de abril. Por ello, la ayuda psicosocial es una de las principales demandas de estos pacientes. “Las personas que padecemos esta enfermedad valoramos enormemente estas sesiones porque en ellas encontramos solución a las inquietudes que más nos preocupan, como nuestro futuro laboral o las lesiones articulares”, afirma Pedro Cruz Gallardo, paciente de espondilitis anquilosante.
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta, principalmente, a las articulaciones de la columna vertebral. Estas tienden a soldarse entre sí, provocando una limitación de la movilidad. Como resultado final, se produce una pérdida de flexibilidad de la columna, que se queda rígida y fusionada. En España afecta a más de 200.000 personas y en Extremadura, se calcula que hay, aproximadamente, 4.000 personas que padecen la enfermedad.
Durante la sesión, se creará un debate alrededor de temas como las manifestaciones, pronóstico y tratamiento de la espondilitis anquilosante, la importancia de la psicología, la rehabilitación y el ejercicio físico en estas enfermedades y el día a día de la patología, entre otros.
Según declara la psicóloga Moreno, “un gran número de pacientes que acude a la asociación solicita ayuda psicosocial, es decir, apoyo psicológico y emocional para afrontar los cuadros de ansiedad, depresión y angustia que suelen surgir después del diagnóstico. La primera fase por la que pasan la mayoría de los pacientes consiste en negar la enfermedad, luego aparece el miedo y en muchos casos la depresión, por lo que muchos de ellos suelen ser derivados al psicólogo tras la orientación y los primeros consejos que se les ofrece en la asociación”, añade la psicóloga.
La incapacidad laboral y las posibilidades de reinserción son los dos temas que abarcan la mayor parte de las dudas. “Los pacientes piden información sobre cómo les va a afectar la enfermedad y cómo deberán actuar en el trabajo a partir de ese momento”, manifiesta Moreno, quien añade que también existe “mucho miedo de ser rechazado por parte del entorno”.
Una oportunidad para vencer miedos
Además del futuro laboral, lo que más les preocupa a los pacientes son las lesiones articulares y las limitaciones que pueden llegar a padecer en su vida cotidiana con el progreso de la enfermedad. Por ello, “este tipo de jornadas son de gran utilidad para las personas que padecemos esta enfermedad, ya que para nosotros representa una gran oportunidad para vencer miedos y temores”, declara Gallardo.
En su opinión, estas sesiones son “imprescindibles” para dar respuesta a las necesidades individuales, familiares y sociales de las personas que padecen enfermedades reumáticas inflamatorias. “Existe un desconocimiento de las mismas por parte de la sociedad en general que sería conveniente solucionar”, puntualiza Gallardo.
La importancia del paciente informado
“Un paciente informado es capaz de actuar de forma activa para mejorar la enfermedad”, señala la psicóloga Moreno. “Conocer las fases de la enfermedad y actuar de una forma activa en el tratamiento de la misma, permite al paciente prevenir el deterioro físico y psíquico”, añade.
Asimismo, aquellos pacientes que conocen la enfermedad suelen identificar mejor los síntomas de un brote. En este caso, pueden acudir de manera más inmediata al médico y evitar manifestaciones extraarticuales, síntomas que suponen un deterioro importante en la calidad de vida porque pueden afectar a órganos vitales. Según datos de la Sociedad Española de Reumatología, cuatro de cada diez pacientes con espondilitis anquilosante tienen, a su vez, manifestaciones extraarticulares o alguna patología inflamatoria intestinal.