¿Padres obesos, hijos obesos?
Un estudio llevado a cabo con ratones de laboratorio ha descubierto que los ratones descendientes de padres obesos transmitían la obesidad a sus retoños, preferentemente a sus hijas: la descendencia de ratones obesos mostraba un riesgo mucho mayor de padecer diabetes y otros trastornos metabólicos. Si este hallazgo puede confirmarse en humanos, entonces la dieta y el peso del padre en el momento de la concepción es probable que afecte la salud y el riesgo de padecer enfermedades crónicas de sus hijos y nietos. Por tanto, los futuros padres deberían tratar de mantenerse en su peso ideal y evitar la comida basura.
Para llegar a estas conclusiones, un equipo conjunto de investigadores de la
Universidad de Adelaida en Australia del Sur y de la
Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) realizó un experimento con dos grupos de ratones de laboratorio. El primer grupo recibió una dieta alta en grasas, mientras que el otro recibió una dieta saludable. El grupo alimentado con comida basura ganó peso y desarrolló obesidad, pero sin mostrar síntomas de diabetes. A continuación, ambos grupos fueron cruzados con ratones hembra de peso normal para producir una primera generación de ratones macho, los cuales fueron a su vez cruzados con ratones hembra de peso normal para procrear una segunda generación. Tanto la primera como la segunda generación experimentaron desórdenes metabólicos y obesidad; la única diferencia era la dieta de sus padres/abuelos. Los científicos subrayan que la descendencia masculina tenía problemas de salud diferentes a los de las hembras.
Los científicos especulan con que las diferencias observadas entre las micro-moléculas de ARN del esperma de ratones obesos y de los de peso normal podrían ser responsables en parte de la transmisión de estos trastornos de padres a hijos. Esto indicarían que la dieta modifica la composición molecular del esperma, lo que a su vez, afecta a los embriones y al posible riesgo de experimentar problemas metabólicos y reproductivos. Los resultados también indicarían que los problemas de salud se transmitirían por igual a la segunda generación de descendientes.
El estrés también se hereda
La obesidad no es el único factor hereditario. Otros estudios también
han demostrado que el estrés de ratones adultos y preadolescentes deja una imprenta epigenética en su esperma que reprograma la región del cerebro que rige la respuesta al estrés (el HHA o eje hipotalámico-hipofisario-adrenal) de su descendencia. Sorprendentemente, los descendientes de ambos sexos mostraban por igual una respuesta fisiológica anormalmente baja al estrés.
El estrés padecido por el padre durante la adolescencia o durante la edad adulta deja una marca duradera en el esperma, provocando cambios en su ADN que a su vez modifican la forma en que su descendencia reaccionará al estrés. Tales son las conclusiones de un estudio presentado en Journal of Neuroscience que informa del descubrimiento de un vínculo epigenético hereditario, desconocido hasta ahora, entre calidad del esperma del padre, desarrollo cerebral de su descendencia, y patologías asociadas al estrés como la ansiedad o la depresión.