Factores ambientales y TDAH
Los factores causantes del TDAH (Trastorno de Déficit por Atención e Hiperactividad) son diversos: se ha citado el componente hereditario (en un 75% de casos), bajo estatus socioeconómico, sexo y edad. No obstante, diversos estudios epidemiológicos han sugerido que diversos factores genéticos y medioambientales también influirían en el desarrollo de este trastorno. Un análisis publicado en 2006 afirmaba que el TDAH estaría asociado a la contaminación por humo de tabaco y plomo.
Debido a la falta de estudios epidemiológicos específicos, aún no sabemos cuál es el impacto de la polución provocada por vehículos en los cerebros de niños en crecimiento y su posible asociación al TDAH. Los autores del estudio creen que la exposición a diversas substancias tóxicas durante los primeros años de vida tiene un papel importante en el desarrollo de futuros trastornos. Las conclusiones de un artículo publicado hoy en
Environmental Health Perspectives, revista perteneciente al Instituto Nacional de Ciencias de la salud ambiental de los Estados Unidos, vendrían a confirmar esta teoría.
Los participantes en el estudio (762 niños nacidos en el área metropolitana de Cincinnati en 2001-2003) fueron escogidos en base a su historial familiar y a su lugar de residencia, ya fuera cerca o lejos de una vía principal de tráfico. Se hizo un seguimiento a los niños hasta que cumplieron los siete años de edad. A esa edad, los padres de los niños cumplimentaron un cuestionario en el que se evaluaba posibles trastornos en los niños asociados al TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) como por ejemplo falta de atención, agresividad o problemas de comportamiento. Los resultados mostraron que los niños que estaban más expuestos a la contaminación atmosférica durante el primer año de vida tenían más posibilidades (un 70% más) de desarrollar hiperactividad o de estar en riesgo de desarrollarla (necesitando vigilancia médica) a la edad de siete años.
¿Posibles mecanismos?
Existen diversos mecanismos biológicos que podrían explicar esta asociación entre conducta hiperactiva y contaminación atmosférica por tráfico, afirman los autores: una de ellas podría ser la contracción de los vasos sanguíneos o la contaminación de la corteza frontal del cerebro. Los científicos también observaron que la exposición a la contaminación atmosférica estaba asociada a un aumento de hiperactividad pero sólo en niños cuyas madres tenían educación superior, lo cual podría mediatizar su percepción de posibles problemas de conducta o de rendimiento escolar.
La asociación observada entre contaminación atmosférica provocada por el tráfico e hiperactividad puede tener ampliar implicaciones para la salud pública, pues en los EE.UU. aproximadamente un 11% de la población vive a menos de 100 metros de una autovía de cuatro carriles y un 40% de los niños acuden a centros escolares situados a menos de 400 metros de una vía de tránsito principal. De hecho, otros estudios también han sugerido una posible asociación entre la exposición a la contaminación del aire durante la gestación y el primer año de vida con un mayor
riesgo de autismo o de
resistencia a la insulina. Aunque la polución provocada por el tráfico es uno de los muchos factores asociados a cambios en el desarrollo cerebral del niño, se trata de un factor fácil de prevenir.