Notas de prensa
- Asma
- General
“Entre el 10-15% de los casos de asma en adultos pueden tener su origen en el entorno laboral”
- Este tipo de asma se ha convertido en la enfermedad pulmonar ocupacional más común en los países desarrollados
- Se debe a la inhalación de múltiples sustancias en el lugar de trabajo
- Panaderos, personal sanitario, carpinteros, veterinarios, granjeros, pintores o dentistas son algunas de las profesiones de riesgo
El asma ocupacional se ha convertido en la enfermedad pulmonar ocupacional más común en los países desarrollados, está causada por la inhalación de múltiples y variadas sustancias (látex, harinas, epitelios animales, serrín, ácaros, humos, gases, entre otros) en el lugar de trabajo y supone ya “entre el 10 y el 15% de los casos de asma en adultos”, señala el Dr. Javier Montoro, alergólogo del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia).
“El asma ocupacional es un tipo de asma bronquial provocado por la exposición a agentes que se encuentran en el medio laboral”, explica el Dr. Montoro. No hay que confundirlo con el asma agravada por el trabajo, que se produce cuando “el asma ya existe pero la exposición a agentes propios del medio de trabajo del paciente la empeoran y dificultan su control, como por ejemplo gases, humos, vapores irritantes o frío”, especifica el experto.
Los profesionales en riesgo de presentar asma ocupacional pertenecen a diversos colectivos y los agentes responsables de la misma son de origen muy variado. “Los casos más frecuentes se encuentran en profesiones como los panaderos por alergia a harinas o a enzimas que se usan en la fabricación del pan, personal sanitario por exposición al látex, carpinteros por exposición a maderas exóticas, veterinarios o profesiones que tengan contacto con animales por alergia a sus epitelios”, explica el Dr. Montoro. El experto señala también el riesgo que suponen sustancias como “los isocianatos en pinturas o disolventes, persulfatos en peluquería, acrilatos en manipuladores de pegamentos o dentistas y agentes irritantes como los vapores, aerosoles líquidos o gases”. Las personas con antecedentes familiares de alergia y los fumadores son más propensos a desarrollar asma ocupacional, en particular a algunas sustancias como la harina, los animales y el látex.
No obstante, alguien sin dichos antecedentes también puede desarrollar la enfermedad si se expone a las condiciones que la inducen. La importancia de un diagnóstico a tiempo Muchas personas con síntomas persistentes de asma causados por sustancias en el lugar de trabajo son diagnosticados incorrectamente de bronquitis. Si el asma ocupacional no se diagnostica a tiempo de la manera adecuada, y la persona afectada no es protegida o apartada de la exposición, pueden producirse cambios permanentes en el sistema respiratorio.
“Las manifestaciones clínicas de asma son las habituales de la enfermedad (tos seca, opresión torácica, disnea sibilante) y suelen asociarse también manifestaciones nasales y oculares en forma de rinoconjuntivitis. Inicialmente se dan en el lugar de trabajo y mejoran cuando no se está en él y en periodos vacacionales (fines de semana o vacaciones estivales). Con el paso del tiempo, esta mejoría fuera del lugar de trabajo puede no ser tan evidente dado el importante componente inflamatorio bronquial, precisando temporadas más prolongadas de separación del agente inductor”, explica el alergólogo del Hospital Arnau de Vilanova.
Una vez diagnosticada la enfermedad es necesario identificar la causa y evitar la exposición a dicha sustancia. “La mayoría de los pacientes mejora con esta intervención, aunque sólo en algunos desaparece el asma por completo”, indica el Dr. Montoro. El tratamiento a seguir, según el experto, es “tratamiento habitual para el asma (corticoides inhalados con o sin broncodilatadores de acción larga, antileucotrienos, broncodilatadores de acción corta o rescate) y también para la rinoconjuntivitis asociada (anthistamínicos, corticoides nasales), unida a medidas protectoras y estudiar si es posible desensibilizar con vacuna antialérgica”. Pese a todo lo anterior, si no hay respuesta adecuada “es necesario valorar una reubicación de puesto de trabajo o, si no es posible, solicitar una incapacidad para la profesión habitual”, concluye el experto.