Barcelona, 16 de octubre de 2014./ La atención a los pacientes con enfermedades crónicas y complejas es un reto que todos los países, independientemente de la riqueza, tienen que afrontar y que suscita controversias éticas en cuanto a la calidad de vida, la respuesta asistencial y desde el punto de vista de sostenibilidad de recursos. Por este motivo, la Fundació Víctor Grífols i Lucas junto con el Consorcio de la Universidad Menéndez Pelayo de Barcelona (CUIMPB), han celebrado esta semana el curso formativo Atención a la cronicidad: más a veces es menos. Durante las jornadas, diferentes expertos abordaron algunos de los valores más sensibles desde la perspectiva del paciente como el tiempo, el sufrimiento y la capacidad de decidir.

Ramón Bayés, profesor emérito de Psicología Básica de la UAB y colaborador del curso, centró su charla en el análisis del tiempo y el sufrimiento desde la perspectiva del paciente. Según el profesor, “es importante que el sanitario entienda que la percepción del tiempo es diferente para un enfermo y que gestos como una sonrisa, una caricia o una palabra amable pueden tener una importancia subjetiva”. Por su parte, Marc Antoni Broggi, presidente del Comité de Bioética de Cataluña, habló de futilidad y admitió que, “los profesionales tenemos que entender lo que está indicado, lo que está contraindicado e incorporar también en esta valoración la percepción y valores del paciente”, añadiendo que en medicina, “no todo lo posible es conveniente”. Por su parte, Joan Espaulella, médico geriatra del Hospital de la Santa Cruz, habló sobre la voluntad de ir hacia “pacientes informados y participativos que intervienen en su salud", poniendo de manifiesto la importancia de que los especialistas faciliten que los enfermos tomen decisiones. También puso acento en la necesidad de una mayor formación por parte de los profesionales sanitarios para informar de los diferentes riesgos de la forma más adecuada.

Durante las jornadas, el deportista Isidre Esteve habló del valor de la atención, por parte de los profesionales del sistema sanitario público, desde la óptica de una persona que sufre una discapacidad crónica. Esteve quiso trasladar a los profesionales la dificultad que supone afrontar una situación que llega sin avisar y sin “libro de instrucciones”. A la vez que agradecía el flujo de información que recibió en todo el proceso, admitía la falta de tiempo para absorberla de forma adecuada. “Las enfermeras se convirtieron en mi familia”, exponía Esteve, al mismo tiempo que recalcaba la importancia de una buena comunicación y de que el médico y el cuerpo de enfermería sean empáticos con la situación del paciente. 

El economista Tino Martí centró la charla en el elevado coste de la cronicidad, aspecto que atribuye en parte, al aumento de la esperanza de vida y a los avances de la medicina, poniendo de manifiesto la importancia de la sostenibilidad del sistema sanitario entendiéndolo como “la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras”. Emilio Sacanella, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico de Barcelona, habló de la multimorbididad y puso de manifiesto que, “una persona de estatus social bajo desarrolla una enfermedad de estas características entre 10 y 15 años antes que una persona de un estatus social superior”.

Por su parte, Joan Escarrabill, director del programa de Atención a la Cronicidad del Hospital Clínico y codirector del curso, concluyó que, “la interdisciplinariedad y los múltiples puntos de vista enriquecen un debate que, cuanto más se aborda, más preguntas surgen” y que, “no hay una solución única, pero el más importante es que el paciente siempre esté en medio del debate para evitar explicar historias sin sentido”. Finalmente, Marc Antoni Broggi añadió que, “lo más importante no es encontrar o buscar las respuestas sino mirar de plantear las preguntas adecuadas de forma racional y realista.