En los países desarrollados, la desnutrición hospitalaria es un hecho que pasa frecuentemente inadvertido, sin embargo, la malnutrición influye considerablemente en el desarrollo de la enfermedad y por tanto en la evolución del paciente, provocando además consecuencias sociales y económicas, según se ha puesto de manifiesto en el simposio “Hacia un mayor aporte proteico en nutrición parenteral”, organizado por Baxter en el 31 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral.

La prevalencia de desnutrición en pacientes hospitalizados está entre el 20% y el 50% y el estado nutricional de estos pacientes empeora durante su estancia en el hospital. Está comprobado que la desnutrición tiene un impacto directo sobre la evolución de la enfermedad incrementando además el gasto sanitario. Según los datos del estudio Predyces, el tratamiento del paciente desnutrido supone en España el doble de costes que el de uno sin desnutrición porque aumenta la morbilidad, las complicaciones, las estancias hospitalarias, los reingresos y la mortalidad.

En este sentido, el doctor Juan Luis Villalobos, Jefe de Sección de Nutrición del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga comenta “en el Hospital constatamos que los pacientes con diagnóstico de desnutrición triplicaban sus días de estancia y multiplicaban por cuatro la tasa de mortalidad. Esto era aún más evidente en el paciente crítico. Nos propusimos mejorar los aportes nutricionales en nutrición parenteral y medirlos durante cuatro años sucesivos. Así, se ha ido aumentado el aporte proteico, en especial en el paciente crítico, que necesita más proteína que el paciente estable, y reajustando el aporte de calorías no proteicas.”

Según la doctora Lluisa Bordejé, Adjunta del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Trías y Pujol de Badalona y Vicepresidenta de SENPE, “la infranutrición proteica tiene alta prevalencia e impacto en nuestros hospitales, sobre todo en los pacientes críticos sometidos a un alto estrés metabólico”. En estos pacientes, conforme aumenta su gravedad, aumenta claramente más la demanda de nitrógeno que la demanda de energía, necesitando un soporte nutricional con un balance adecuado de energía y proteínas.

“El paciente crítico necesita muchas veces una dieta personalizada. Para ello es imprescindible una estrecha relación de su médico con el farmacéutico nutricionista. Por otra parte, la disponibilidad en farmacia de bolsas de nutrición parenteral pre-elaboradas por la industria, cuyo perfil se ajusta a un buen número de pacientes, favorece esa dedicación personalizada a aquellos que lo necesitan" destaca el doctor Villalobos.

En el caso del paciente oncológico hospitalizado, como comenta el doctor Miguel Camblor, Adjunto de la Unidad de Soporte Nutricional del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid “hasta un 33,9% pueden sufrir desnutrición en algún momento de la evolución del tumor, lo que supone un empeoramiento de su calidad de vida, de su actividad física, más reacciones adversas, una peor respuesta al tratamiento y una menor supervivencia”. Los tipos de cáncer en los que se da malnutrición con mayor frecuencia y gravedad, según el doctor, “son los tumores del aparato digestivo alto, en el cáncer de cabeza y cuello y en estadios avanzados (grados III y IV)”.

En la reunión se ha concluido que la evolución de las fórmulas comerciales preparadas hacia un mayor contenido en proteínas y la mejora en las técnicas de administración y asepsia, hacen de la nutrición parenteral una terapia segura para optimizar el estado nutricional de los pacientes. Además, la nutrición parenteral domiciliaria es una terapia que permite a determinados pacientes recibir en su domicilio un soporte nutricional adecuado a su patología mejorando así su calidad de vida. En España esta terapia tiene un gran potencial de futuro, ya que actualmente está infrautilizada en comparación con otros países europeos o Estados Unidos.