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28 de abril, Día Mundial de la Salud en el Trabajo
La jornada laboral, cada vez más dimensionada, puede contribuir al déficit de vitamina D
· Algunos expertos recomiendan monitorizar la vitamina D cada 3-4 meses en casos de asma, obesidad, diabetes, COVID-19 o situaciones de baja exposición solar, entre otras patologías y situaciones; lo que podría resultar muy importante en la labor de promoción de la salud dentro de las empresas
· Debido a la alta prevalencia de hipovitaminosis D en España, algunos expertos abogan por realizar un aporte extra de vitamina D de forma generalizada en algunos alimentos clave de la dieta, como ya se está realizando, sobre todo, en países del norte de Europa.
El déficit de 25-hidroxivitamina D constituye un importante problema de salud en todo el mundo que afecta a más de la mitad de la población, descrita en niños, jóvenes, adultos, mujeres postmenopáusicas y personas mayores. En España, se han descrito concentraciones de 25(OH)D por debajo de 20 ng/ml en un 80-100% de las personas mayores de 65 años, y en la población menor de 65 el déficit alcanza al 40%.
“Uno de los factores que puede contribuir al aumento del déficit de vitamina D entre la población es la jornada laboral cada vez más dimensionada y que conduce a una vida más sedentaria”, explica la Dra. Pilar Niño, presidenta de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (SEMST). “Las polimialgias y la concentración en las tareas laborales en el lugar de trabajo pueden verse afectadas por el déficit de vitamina D en población laboral. Por eso, en países como España, debido a la alta prevalencia de hipovitaminosis D existente, creemos que es fundamental realizar un aporte extra de vitamina D de forma generalizada en algunos alimentos clave de la dieta, como ya se está realizando, sobre todo, en países del norte de Europa”, detalla la Dra. Niño.
Aumentar la información, clave para reducir el déficit de vitamina D entre los empleados
Entre los factores de riesgo para desarrollar deficiencia de vitamina D se encuentran la prematuridad, la piel hiperpigmentada, la baja exposición al sol, la obesidad, los trastornos de malabsorción y la edad avanzada, entre otros. En opinión de la Dra. Niño, “a pesar de que las recomendaciones de las diferentes sociedades científicas no lo avalan, en España, teniendo en cuenta la gran prevalencia de déficit de vitamina D en la población general, quizás sería conveniente incluir la detección analítica de vitamina D como procedimiento habitual en las revisiones y reconocimientos periódicos que se realizan a los empleados en las empresas, ya que podría ser un procedimiento coste efectivo, según mi valoración personal y experiencia profesional, que podría resultar muy importante en la labor de Promoción de la Salud”.
En relación con la seguridad de la suplementación con vitamina D, la Dra. Niño resalta que se trata de una intervención segura, siempre que su administración sea la adecuada, y que es importante desde el ámbito laboral remarcar que se trata de un tratamiento que no tiene ningún efecto limitante en la conducción o manejo de máquinas por ejemplo, y con beneficios para la salud de los trabajadores.
Y es que diversos estudios han mostrado que la prevalencia de muchas enfermedades, como determinados tipos de cánceres, la enfermedad inflamatoria intestinal, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1 y, por supuesto, la osteoporosis, muestran variaciones geográficas, con una mayor prevalencia en latitudes más al norte respecto de aquellas más al sur. Estas observaciones han llevado a pensar que la insuficiencia de vitamina D podría por tanto estar implicada en su patogénesis así como influir en su pronóstico.
Diversas investigaciones han reflejado también el impacto negativo que la deficiencia de vitamina D podría tener por su acción en tejidos como el sistema nervioso central, el sistema endocrino, el sistema inmune, la producción de citoquinas antinflamatorias y la protección frente a enfermedades autoinmunes o inflamatorias, entre otros.
Como conclusión, el uso de vitamina D es seguro y recomendable siempre y cuando se indique de forma adecuada, se use de forma correcta e individualizada, y se realice el correcto seguimiento del paciente.
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