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LF
- 26 de junio de 2025
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Expertos advierten sobre la ‘operación bikini’: las dietas exprés y el ejercicio sin control pueden poner en riesgo la salud física y mental
La presión social, las redes
sociales y la inmediatez llevan a muchas personas a probar cualquier método
para lograr resultados visibles en pocas semanas: dietas ‘milagro’, rutinas
deportivas muy exigentes, ayunos no supervisados o automedicación. Según la psicóloga de Yazen, clínica digital
especializada en el abordaje integral de la obesidad, Ángela Ott, estos
métodos no solo no funcionan a largo plazo, sino que pueden tener un impacto
psicológico muy negativo.
"Cuando una persona se somete a una dieta restrictiva o a un programa de
entrenamiento extremo sin comprender sus necesidades emocionales y físicas, a
menudo puede resultar en frustración y una sensación percibida de fracaso, a
veces conduciendo a un efecto rebote severo", apunta Ott. “Además, tales
enfoques 'exprés' pueden aumentar el riesgo de desarrollar patrones de
alimentación desordenados, afectando la autoestima de la persona y cómo percibe
su cuerpo, así como potencialmente llevar al aislamiento social”, añade la
especialista.
Además, según la experiencia
clínica, el uso creciente de fármacos indicados para el tratamiento de la
obesidad –como agonistas del receptor GLP-1– sin diagnóstico médico y sin un
plan terapéutico integral, puede poner en riesgo no solo la eficacia del tratamiento,
sino también la seguridad del paciente. "No se trata solo de perder peso, sino de entender por qué se ha ganado
ese peso y cómo abordarlo de forma segura y sostenible", señala Ana María Troilius, enfermera y coach en Yazen.
En este sentido, una pérdida
de peso rápida, superior al 10% del peso corporal en un corto periodo de
tiempo, se ha asociado con mayor riesgo de descompensaciones metabólicas,
desequilibrios hormonales y pérdida de masa muscular, según un estudio publicado
en The Lancet Diabetes &
Endocrinology (2021), centrado en los efectos del tratamiento con
semaglutida en adultos con obesidad.
El abordaje del
sobrepeso y la obesidad debe hacerse de forma multidisciplinar, con el acompañamiento de profesionales médicos, psicólogos,
nutricionistas y entrenadores personales, especialmente si se va a iniciar un
tratamiento farmacológico.
"Lo importante no es
perder peso a toda costa, sino mejorar la salud metabólica y la calidad de vida
del paciente. Y eso se consigue con un plan adaptado a cada persona, no con
fórmulas generalistas ni soluciones rápidas", concluye Ana María
Troilius.
Desde la clínica digital, que trabaja con un equipo especializado
en obesidad en todas sus dimensiones, recuerdan que el verano no debe
convertirse en una carrera contra el cuerpo, sino en una oportunidad para
cuidarlo con conciencia, equilibrio y apoyo profesional.
Desde el
área de psicología de Yazen, subrayan además la importancia de preparar
mentalmente a la persona para un proceso de cambio realista y sostenido en el
tiempo. “La prevención empieza por
desmontar la idea de que perder peso debe ser un proceso rápido, lineal o
exclusivamente físico”, explica la psicóloga Ángela Ott. “Nuestro papel es
ayudar al paciente a desarrollar tolerancia a la frustración, trabajar la
relación con su cuerpo y generar recursos emocionales que le permitan mantener
los cambios sin caer en el todo o nada.”
En este
sentido, la especialista recomienda desconfiar de cualquier enfoque que no
contemple la historia personal del paciente: “Una intervención eficaz en obesidad no solo se basa en pautas
nutricionales o farmacológicas, sino en comprender los factores conductuales y
emocionales que han llevado a esa situación. Cuidar la salud mental no es un
complemento, es una parte esencial del tratamiento.”, concluye la
especialista en psicología.