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Cómo ganarle la partida a un enemigo silencioso: la hipertensión arterial
Se estima que el 20% de la población adulta occidental puede padecer hipertensión, aunque más del 50% lo ignora
En España, cerca de 10 millones de adultos sufren esta enfermedad crónica, pero sólo la mitad están diagnosticados
La única manera segura de controlar y detectar la hipertensión es con chequeos regulares de los niveles de tensión arterial, colesterol y glucemia
Evitar el sobrepeso, hacer ejercicio de forma regular y reducir el consumo de sal, claves en el tratamiento de esta patología según la directora médica de Health Dialog España
En todo el mundo hay más de 1.500 millones de personas con las cifras de presión arterial elevadas, según los últimos datos de la Sociedad Española de Hipertensión - Liga Española para la lucha contra la Hipertensión arterial (SEH-LELHA). Los expertos estiman que el 20% de la población adulta occidental puede padecer hipertensión, aunque más del 50% lo ignora.
El próximo 17 de mayo se celebra el día mundial de la hipertensión arterial, una enfermedad que en España afecta a cerca de 10 millones de personas, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad.De esos 10 millones de adultos, tan sólo la mitad están diagnosticados. El resto, al no llevar un control de su tensión y no tener en cuenta las recomendaciones de los especialistas, tienen tres veces mayor probabilidad de padecer enfermedades coronarias, seis veces más de sufrir de insuficiencia cardíaca y siete veces más riesgo de tener un derrame cerebral. No en vano, el Ministerio de Sanidad considera a la hipertensión arterial responsable de más de la mitad de los casos de ictus y del 45 % de los infartos cardíacos.
¿Qué es la hipertensión arterial?
El corazón con sus latidos bombea sangre al resto del cuerpo. Cuando se contraen sus paredes musculares, bombea la sangre, que al salir del corazón ejerce una presión sobre las paredes de las arterias. Al contraerse el corazón, esta presión arterial es la tensión arterial sistólica (también llamada alta o máxima); cuando se relaja (para que entre sangre de nuevo en sus cavidades), la presión arterial es la tensión arterial diastólica (también llamada baja o mínima).
Hablamos de hipertensión arterial cuando se detectan cifras de presión arterial por encima de un valor que, por consenso, se ha fijado en 140/90 mmHg. La primera cifra hace referencia a la presión arterial sistólica y la menor, a la presión arterial diastólica.
Los niveles aconsejados de una tensión normal no deben superar los 130 mmHg para la máxima o sistólica y los 85 mmHg para la mínima o diastólica.
Los especialistas consideran que una persona mayor de 18 años es hipertensa cuando la tensión máxima es mayor de 140 o la mínima es superior a 90.
La tensión arterial normal varía según la edad y el momento concreto del día en que se mide. Por ello, es recomendable realizar una serie regular de mediciones para saber los niveles medios de tensión arterial. Los expertos aconsejan medirse la tensión tres veces seguidas (con un intervalo de 5 minutos entre cada una de ellas), en tres días diferentes y en condiciones de reposo.
Clara Esteban, directora médica de Health Dialog España, afirma que "la única manera segura de controlar la enfermedad, o de saber si la padecemos, son los chequeos regulares de los niveles de tensión arterial, colesterol y glucemia. Un chequeo a tiempo puede salvarte la vida".
Aunque no presenta síntomas hasta que su gravedad es extrema – de ahí que se conozca a esta enfermedad crónica como el asesino silencioso- hay que estar alerta a señales como: sangrado por la nariz, dolores de cabeza, vértigo, confusión, alteraciones visuales y náuseas o vómitos.
Prevención: la mejor aliada
El control de la hipertensión conlleva una reducción de entre un 20 y un 30% de la mortalidad cardiovascular. Prevenir a tiempo es sencillo, sobre todo si se siguen los consejos de la doctora Clara Esteban:
- Si te ha sido diagnosticada hipertensión arterial y se te ha aplicado un tratamiento, sigue rigurosamente las instrucciones médicas. De hacerlo, puedes llegar a reducir en un 30% las complicaciones renales, cardiovasculares y cerebrovasculares que son inherentes a la enfermedad. Los medicamentos recetados suelen ayudar a la eliminación del sodio (sal) así como a la dilatación de los vasos sanguíneos que se han contraído en exceso. - Lleva a cabo una dieta equilibrada, evitando las grasas y reduciendo el consumo de sal. Esto último es fácil, no añadas sal a los alimentos (ni al ingerirlos ni al cocinarlos, utiliza especias como alternativas), evita las carnes precocinadas, los embutidos, la mayonesa, la mantequilla con sal, el queso y el exceso de pan. Es recomendable tomar frutas, verduras y alimentos ricos en fibra. - Haz ejercicio físico con regularidad. Lo mejor: 30 minutos andando cada día a paso ligero y sobre superficie lisa. Aparte del efecto beneficioso del ejercicio sobre el sistema cardiovascular, el objetivo es perder el peso sobrante, lo que provoca que la tensión arterial baje automáticamente. No en vano el sobrepeso es uno de los principales factores desencadenantes de esta patología. Además, te ayudará a luchar contra los efectos negativos del sedentarismo y del estrés que dominan nuestra vida diaria.- Haz una vida cardiosaludable. Evita fumar y si bebes alcohol, hazlo de forma moderada.