El 58% de las mujeres en edad postmenopáusica evita mantener relaciones sexuales. Todo ello debido a un trastorno ginecológico: la atrofia vaginal, que se manifiesta con síntomas como “sequedad vaginal, menor lubricación durante la actividad sexual, dolor durante las relaciones, sangrado postcoital, menor deseo sexual, irritación, ardores o picores de la vulva o la vagina así como pérdidas de orina”.

Otros datos reveladores según una encuesta realizada a 1.000 mujeres, son que el 64% reconoce sufrir atrofia vaginal y que el 64% afirmó además que su libido había decrecido a causa de este trastorno. Es más, según datos ofrecidos por la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), el 45%  de las mujeres que ha acabado su etapa fértil padece síntomas de atrofia vaginal.

Se trata de un índice muy alto de prevalencia que se explica, en parte, por el tabú de la mayoría de pacientes a la hora de confiárselo tanto a un profesional médico como a una persona allegada. Sin embargo, no solo las mujeres en edad menopaúsica pueden verse afectadas. La disminución de estrógenos que se produce durante el periodo de lactancia después del parto o algunos tratamientos oncológicos también pueden derivar en una atrofia vaginal en mujeres en edad fértil. Y es que, según la SEGO, el 10-15% de las españolas en edad reproductiva sufre atrofia vaginal.

Según los especialistas, la solución perfecta para estas mujeres es la ginecología regenerativa y funcional. En concreto, el láser vaginal MonaLisa Touch®, una tecnología innovadora basada en un láser de CO2 fraccionado y diseñado exclusivamente para tratar la mucosa vaginal, que ha demostrado revertir los síntomas de las pacientes en un 90% de los casos consiguiendo una completa regeneración de los tejidos incluso desde el primer tratamiento. MonaLisa Touch® es la única terapia patentada para el tratamiento del síndrome genitourinario de la menopausia. Sin embargo, desafortunadamente aparecen a diario tecnologías emergentes, que suelen ser adaptaciones de plataformas dermatológicas tradicionales que no cuentan con estudios de seguridad y eficacia a nivel del tracto urogenital, tal y como indican los expertos.