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Fumar multiplica por cinco el riesgo de DMAE
La Fundación IMO advierte que el tabaco dispara el riesgo de lesionar la retina y es el principal factor ambiental de la DMAE, primera causa de ceguera en mayores en el mundo occidental
Los fumadores padecen DMAE de forma más precoz y virulenta debido a la mala circulación y la reducción de oxígeno que este hábito provoca en la retina
La DMAE es la primera causa de pérdida severa de visión entre los mayores de 65 años en el mundo occidental, un problema que va en aumento con el incremento de la esperanza de vida y que se dispara en el caso de los fumadores, quienes padecen la dolencia de forma más precoz y virulenta. La razón es la incidencia directa del tabaco sobre la circulación de los vasos de la retina, igual que afecta al resto de vasos del organismo. Según el Dr. Rafael Navarro, especialista en retina del IMO, “el efecto oxidante provocado por el hábito tabáquico dificulta la circulación y la consiguiente recuperación de los tejidos, que no reciben la cantidad necesaria de oxígeno”.
El oftalmólogo recuerda que “fumar potencia todas las patologías cuya causa primaria es la mala circulación”, por lo que recomienda llevar una vida sana que ayude a prevenir enfermedades generales como diabetes, hipertensión o cardiopatía, que acaban afectando a la retina, donde se producen las afecciones oculares más graves. Además de evitar el tabaco, es importante moderar la ingesta de alcohol, realizar ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada, rica en antioxidantes y vitamina A (retinol).
En este sentido, los especialistas también destacan la necesidad de someterse a revisiones oculares anuales a partir de los 40 años o bien si se tienen factores de riesgo importantes, como antecedentes familiares, alta miopía o enfermedades crónicas del sistema central. La detección precoz es fundamental para prevenir la evolución de las patologías retinianas o retrasar su aparición y mejorar su pronóstico funcional. Abandonar el hábito tabáquico es otro factor fundamental de prevención ya que, como apunta el Dr. Navarro, “hay que actuar antes de que vengan los sustos, porque entonces el daño ya está hecho”.