Notas de prensa
- Atención Primaria
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Los inmigrantes utilizan menos los servicios sanitarios que los españoles
Hay servicios específicos más frecuentados por los inmigrantes, como las urgencias por parte de los varones latinoamericanos o la hospitalización por los hombres subsaharianos
Las mujeres inmigrantes hacen un uso inferior de las pruebas de cribado de cáncer de mama y de cuello de útero
En general los inmigrantes utilizan menos los servicios sanitarios que la población española. Sin embargo, si se analiza este uso de los recursos en función del sexo o el lugar de procedencia hay algunas diferencias destacables. ?Aunque no pueden descartarse razones culturales, conviene tener en cuenta que España es uno de los países europeos con mayor frecuencia de consultas por habitante?, asegura la doctora Belen Sanz, de la Escuela Nacional de Salud del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, que ha presentado hoy las conclusiones de un informe sobre las diferencias en la utilización de estos servicios entre población autóctona y la que viene de fuera.
Los resultados de esta investigación se han dado a conocer en el Encuentro RANM con la Salud del Inmigrante , una jornada de debate, organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la colaboración del Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicina, que ha juntado a especialistas de distintas disciplinas para hacer un análisis global de la asistencia al inmigrante, las necesidades, los logros y los retos asociados a la atención de estos pacientes.
La realización de este estudio responde a la necesidad de valorar hasta qué punto el lugar de origen de las personas condiciona el uso de los servicios de salud. ?Los estudios internacionales realizados hasta el momento revelan resultados muy dispares y esto probablemente se deba a que la población inmigrante no proceden de las mismas regiones del mundo y vienen de contextos sociosanitarios diferentes. Dentro de España, entre los propios inmigrantes hay mucha heterogeneidad y en parte es lógica porque el fenómeno migratorio en nuestro país presenta una gran diversidad cultural y una enorme complejidad social?, razona la doctora Sanz, una de las autoras del informe.
Los datos analizados en este trabajo proceden de la Encuesta Nacional de Salud del año 2006. La población estudiada tenía entre 16 y 74 años y según el lugar de procedencia agrupa a la población en las siguientes categorías: españoles; procedentes de países occidentales, Estados Unidos y Canadá; Europa del Este; América Central y Caribe; África del Norte; África Subsahariana; Asia y Oceanía. Los servicios sanitarios investigados son los prestados por el médico de familia, especialista, urgencias, hospitalización y pruebas de cribado de cáncer de mama y de útero.
Diferencias de sexo
De forma similar a lo que ocurre en la población española, las mujeres inmigrantes utilizan más los servicios sanitarios que los hombres. Como apunta la doctora Sanz, ?es posible que la menor incorporación de la mujer inmigrante al mercado laboral, la mayor dedicación al trabajo reproductivo, así como circunstancias relacionadas con la maternidad sean factores que estén favoreciendo un contacto más frecuente con el sistema sanitario. El resultado de esto sería que saben moverse mejor por dicho sistema porque lo conocen y se han integrado en él?.
De las conclusiones del informe destaca el hecho de que los varones inmigrantes utilizan menos los servicios sanitarios que los hombres españoles, con dos excepciones: la de los que vienen del África Subsahariana, que hacen mayor uso de la atención que presta el médico especialista y la hospitalización, y la de los que proceden de países latinoamericanos, que frecuentan más las urgencias. Como dice la doctora Sanz, en el caso de África una explicación de estas diferencias podría relacionarse con el hecho de que la población inmigrante subsahariana presenta un peor estado de salud. ?Sabemos por otros estudios que la carga de enfermedad en esa región es muy alta. Además algunos trabajos realizados en España han puesto de relieve una tasa de mortalidad mayor de estos inmigrantes respecto a la población autóctona?.
Si se compara a mujeres inmigrantes con españolas, el uso de los recursos sanitarios es similar, aunque también con algunas excepciones: las que proceden de Asia y Oceanía visitan menos el centro de salud, las mujeres del norte de África acuden menos al especialista y por otra parte, las mujeres inmigrantes procedentes de países Occidentales, Estados Unidos y Canadá hospitalizan en mayor medida que las mujeres españolas.
En cambio, el informe revela un hallazgo preocupante: las mujeres inmigrantes aprovechan menos un recurso esencial para la prevención de enfermedades graves como son los programas de cribado de cáncer de mama y de cuello de útero. ?Son necesarias investigaciones encaminadas a acercar estos recursos a la población inmigrante?, sostiene la doctora Sanz.
En su opinión, es preciso que futuros estudios se lleven a cabo con una metodología que analice el contexto social, cultural, económico y geográfico. Estos son factores que podrían estar condicionando el mayor o menor uso de los servicios sanitarios tanto de los de aquí como de los que vienen de fuera del país. Para ello es necesario que se incluyan nuevas variables en las encuestas poblacionales, variables que permitan explorar en mayor medida la heterogeneidad de la población que reside en España. Asimismo la doctora Sanz admite que en este tipo de encuestas puede existir ?una escasa representación de la población inmigrante menos integrada en la sociedad española, de aquellos no regularizados y sin empadronar. Y sin embargo, posiblemente sea ésta la que tiene mayores problemas de acceso y utilización de recursos?.
El equipo investigador del informe presentado en la RANM está integrado por Belén Sanz y Silvia Galindo, de la Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III; Enrique Regidor y Cruz Pascual, del Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública e Historia de la Ciencia de la Universidad Complutense de Madrid; Lourdes Lostao, del Departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra, Elisabeth Sánchez, de Epicentre, París; y José Manuel Díaz Olalla, del Instituto de Salud Pública del Ayuntamiento de Madrid.