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El IMO reune a oftalmólogos, ópticos y personal de atención primaria para promover la detección precoz de patologías oculares en la infancia
El Curso para la valoración del paciente pediátrico y/o estrábico congregó en IMO a más de 160 profesionales de la salud ocular, quienes incidieron en la importancia de la colaboración multidisciplinar para promover el diagnóstico precoz y reducir la patología oculta infantil
Una de las más prevalentes es la ambliopía, también conocida como “ojo vago”, que afecta a un 4% de los niños en edad escolar. Se trata de una patología que suele desarrollarse antes de los 6 años y que puede tratarse hasta los 8 o 9, periodo sensible en que la visión completa su desarrollo. Por ello, “cuanto antes se diagnostique, más sencillo y efectivo será su tratamiento y mejor será el pronóstico, ya que tendremos más margen de tiempo para actuar”, explica la Dra. Ana Wert, oftalmóloga pediátrica del IMO y coordinadora del curso. En este sentido, debe tenerse en cuenta que la visión que no se gane durante la infancia, no se recuperará durante la edad adulta.
De ahí, “la importancia vital del momento del diagnóstico, lo más temprano posible” concluye la doctora. Con este objetivo, tras una primera exploración al nacer para descartar anomalías congénitas, se recomienda una revisión ocular a los tres años, periodo clave en la formación de la visión y, a partir de ahí, controles anuales hasta los 10 años y bianuales hasta los 16. Según Elena Núñez, optometrista del IMO y también organizadora del curso, “hay tres grandes colectivos que pueden recibir al paciente pediátrico para realizar estas visitas: el oftalmólogo directamente, o bien los pediatras y personal de enfermería en atención primaria o los ópticos optometristas”.
Por tanto, la colaboración entre los distintos profesionales de la salud ocular es fundamental para realizar un abordaje completo y eficiente. Como destacaron los especialistas del IMO en el curso, “es muy gratificante poder trabajar codo a codo con ópticas, usualmente el primer punto de contacto con el paciente, para llevar a cabo un seguimiento cercano, no solo de los casos más simples sino también de aquellos que implican una mayor complejidad". Así pues, resulta imprescindible que el personal de dichos centros goce de una formación especializada que permita efectuar una correcta exploración del paciente pediátrico y/o estrábico.
“Conocer y seguir unos protocolos que, paso a paso, aportan la información necesaria para distinguir lo normal de lo patológico y, así, saber cuándo derivar al oftalmólogo y con qué grado de urgencia, resulta clave para perder el “temor” a tratar con niños y realizar una revisión ocular pediátrica”, concluye la Dra. Wert. El objetivo final es conseguir que la población infantil se someta a revisiones oculares periódicas, aun sin presentar sintomatología, a fin de promover su diagnóstico precoz y reducir el porcentaje de patología oculta, situado en el 16% según datos de la Fundación IMO.