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La Clínica del Pilar ofrece un tratamiento alternativo para pacientes hipertensos resistentes a los tratamientos convencionales
A través del Institut Cardiovascular Sant Jordi, la Clínica ha abierto una nueva unidad de hipertensión arterial, desde la que se ofrece, entre otros, un tratamiento alternativo para los pacientes que no consiguen controlar sus cifras tensionales con fármacos (entre un 5 y un 10%) mediante la denervación de las arterias renales.
Barcelona, 17 de abril de 2013.- La Clínica del Pilar, uno de los centros médicos más emblemáticos de la medicina privada barcelonesa, apuesta por un nuevo tratamiento contra la hipertensión arterial para pacientes de difícil control, la denervación renal. Esta alternativa terapéutica, dirigida para este grupo de pacientes “resistentes” a los tratamientos farmacológicos habituales combinados, se basa en la denervación de las arterias renales mediante catéter de ablación por radiofrecuencia. A fecha de hoy, a través del Institut Cardiovascular Sant Jordi, la Clínica se ha posicionado como el centro privado de referencia en el uso de esta técnica en España, en cuanto al número de intervenciones realizadas y cuenta con numerosos pacientes en lista de espera.
La hipertensión arterial (HTA) es un motivo de consulta médica extraordinariamente frecuente y un mal control de las cifras tensionales conlleva un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares potencialmente mortales, como el accidente vascular cerebral o el infarto agudo de miocardio. Si bien es verdad que existen variados y eficaces tratamientos farmacológicos que, en la mayoría de los casos, consiguen -bien aisladamente o en combinación- un adecuado control de la presión arterial, existe todavía un porcentaje de pacientes –entre un 5-10%- en los que no se consigue un adecuado control de las cifras tensionales y, por lo tanto, no se disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular.
La denervación renal se basa en la “desactivación” de las fibras nerviosas simpáticas que rodean a las arterias renales, que comporta, por diferentes mecanismos fisiológicos, una reducción de las cifras de presión arterial, sin que ello implique deterioro alguno de la función renal ni otro tipo de complicaciones. Es un procedimiento sencillo, muy poco invasivo y exento de riesgos. El Doctor Julio Carballo, cardiólogo del Institut Cardiovascular Sant Jordi, explica así su aplicación y sus ventajas: “La denervación renal mediante catéter de radiofrecuencia conlleva un ingreso hospitalario de 24 horas y se realiza bajo sedación (no requiere anestesia general). Guiados por RX, se procede a la punción con aguja fina de una arteria femoral y, a través de ella, se alcanzan ambas arterias renales en cuyo seno se deposita el catéter de ablación. Mediante este catéter se aplica la energía de la radiofrecuencia de manera que se consigue ablacionar las fibras nerviosas simpáticas de ambas arterias renales”. La intervención, que dura escasos minutos para cada una de las arterias renales, se finaliza retirando el catéter y procediendo a la hemostasia de la punción arteria femoral.
El tiempo de espera para poder apreciar una reducción significativa en las cifras de presión arterial, tanto sistólica como diastólica, es de entre 3 y 4 semanas. En cada caso, y en función de la eficacia del procedimiento, será plausible la retirada de algún o algunos de los fármacos antihipertensivos. Según explica el Doctor Carballo, debe contemplarse la indicación del tratamiento en aquellos pacientes que intoleren, por efectos secundarios u otras enfermedades concomitantes, fármacos de uso rutinario en el tratamiento de la HTA.
A día de hoy, y debido al entorno económico que nos rodea, el número de casos que se han realizado en España son muy pocos. La sanidad pública, especialmente perjudicada por la situación económica, no ha incorporado este tipo de tratamiento precisamente por el precio. A nivel privado, pasa algo parecido. Hasta la fecha y teniendo en cuenta además que es un procedimiento bastante nuevo, todavía no está en la cartera de prestaciones de la mayoría de centros y las compañías aseguradoras por ahora no lo cubren. No obstante, aunque en un inicio la implantación de este procedimiento suponga un coste, a medio plazo significaría un importante ahorro, por cuanto se reduciría significativamente el periodo de hospitalización, las visitas a médicos y el consumo de fármacos.